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lunes, 30 de junio de 2014

CARTA FUERA DE TIEMPO



A mi padre.
A tantos...

Queridos :

El pudor a veces, el pudor casi siempre, nos corta esa frase amable, o tierna , o necesaria ; o deja sin efecto ese gesto cariñoso, ese gesto que nunca hemos hecho y que ahora cuando es preciso , no nos sale ; el pudor es la barrera con la que se estrellan nuestros sentimientos , a veces por no parecer blandos , o por no enternecer a los otros , o por no adelantar los acontecimientos...

Pero hay situaciones en las que ya no habrá otra ocasión. Y cada cual sabe cuando llega esa situación. Es la falta de naturalidad - aunque actuar con naturalidad en determinados momentos, es difícil- la que nos impide abordar esos instantes únicos, irrepetibles, preludio de una vida que está esperando en ese andén postrero el inicio de un viaje sin retorno.

Sería hermoso - humano- abordar con naturalidad esos últimos días - si aún queda lucidez -con palabras de aliento , de esperanza, de reencuentro. De la misma manera con la que -antes- les hablábamos del tiempo, o de la cosecha, o de tantas situaciones cotidianas que daban lugar al diálogo.
Nadie se vuelve tonto , ni insensible, ni ciego , cuando presiente su final. Somos los demás los que pensamos que se deben evitar estas últimas referencias, en un gesto - quizás- de compasión .

Pero la naturaleza, sabia hasta las últimas consecuencias , suele asumir todas las situaciones  por dramáticas que sean, y se prepara con antelación para hacerles frente con dignidad. De ahí que todos recordemos esas últimas frases :

- "Que me pongan muchas flores "
- "Cuidad de madre "
 "Por qué , si esto no tiene solución , Dios no acorta el sufrimiento"...
O tantas que cada uno de nosotros podríamos agregar por propia experiencia.

Y es en esos instantes, cuando uno se da la vuelta para contener la emoción , o le dice al enfermo : -"Ya estás con tus cosas"..., cuando se debería inundar de palabras cálidas el oído de ese ser que estará enjuiciando su vida y , posiblemente , se estará preguntado si habrá hecho lo correcto, o se estará lamentando de sus equivocaciones.

-Sí padre; te estás muriendo. y lo estás haciendo con la misma dignidad con la que has vivido. Tu ejemplo y tu obra están en nosotros . Te recordaremos en tus gestos, en tus dichos, en tus pertenencias...

Cada situación será distinta. Y cada persona, tendrá a flor de labio aquello que toda la vida hubiera querido decir si ese pudor del que al principio hablaba, no hubiera sido obstáculo para ello.

Todos sabemos, que la vida es un tránsito incierto con un final previsto. Y uno de los caminos conducentes a la perfección será asumir que ese momento llegará - generalmente por ciclos naturales , pero también de manera imprevista- hasta nosotros como fIn de un proceso.

Hagamos dulces esos últimos instantes de nuestros seres queridos y démosles el convencimiento de que su paso por esta vida, ha sido hermoso.