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ara
empezar de nuevo nunca es tarde.
¿O ya es nunca?
¿Puedo ahora, perdida ya la cuenta de mis
días,
Sentir como si el tiempo no hubiera
transcurrido?
¿Puedo escribir las mismas emociones que me
embargaron;
Los mismos sueños que me hicieron creer que
el mundo era un lugar de conquista;
La misma ansiedad con la que alguna vez
aguardé lo que nunca llegó;
La misma tristeza con la que me sentí al
borde de la desesperanza?
Lo tenía todo escrito desde aquellas
palabras;
Desde aquellas hermosas palabras con las que entonces se llenaban las
alforjas de mi [pensamiento.
Era fácil. Llegaban y llegaban.
Como una bandada de palomas posándose sobre
un campo de mies recién segado;
Como las hojas que cada otoño alfombran los
bulevares.
Llegaban las palabras en tropel.
Cada emoción, cada intensidad,
Era trasmitida al papel con las más acertadas
expresiones,
Con las más sentidas metáforas.
Y yo,
el privilegiado poeta que sabía
mirar de distinta manera a la que miraba el
[común de los mortales,
Sentía la esponjosa felicidad de los
ególatras.
Pequé de
vanidad pensando que aquello era el no va más;
Que Dios en su reparto me había distinguido
de manera especial:
Alguien podía llorar leyendo mis poemas;
O enamorarse de quien podía decir cosas
tan estremecedoras.
Guardé mis escritos.
Primero en folios blancos que el tiempo
volvió amarillos;
Después en disquetes de alta o baja densidad
que quedaron obsoletos.
Luego en
lapiceros de memoria que se podían traspapelar a la mínima de cambio.
Eran mi tesoro. Mi vanagloria. Mi
contribución a la posteridad.
Iluso. Alguien debería haberme llamado iluso
hace mucho tiempo.
Nada hay más importante que vivir.
Las emociones se sienten, no se imaginan.
Sólo quien no cumple con el cometido que
supone estar
Se atreve a emborronar cuartillas con las
vivencias de otros.
Hoy los duendes han hecho justicia
Y han borrado de un plumazo todos mis
intentos de inmortalidad.
Ya sólo queda el tiempo reducido a pasado.
Las miles de horas que dediqué a este empeño
insano se han esfumado.
No hubo nadie. No hubo nada.
Sólo un sueño volando por los anaqueles.
Y ahí seguirá por los siglos de los siglos.