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miércoles, 8 de marzo de 2017

SÚPLICA.

SÚPLI CA.
Abre los ojos y míranos. De verdad ¿no te damos lástima? Cuando nos ves postrados en las camas de los hospitales, tirados en el arcén de una autovía, explotando en pedazos en una de esas guerras que la ambición o el fanatismo declaran al mundo, incapaces de conseguir el alimento que regalas a algunas de tus criaturas (porque otras tienen que matar para subsistir) o el abrigo necesario para nuestros hijos; cuando contemplas el éxodo masivo hacia ninguna parte o la falta de recursos por los que una gran parte de la humanidad aguarda impaciente la hora en la que finalicen sus padecimientos; cuando ves que somos vacuos, ambiciosos, envidiosos, iracundos, soberbios, crueles hasta matar a los seres más queridos, cobardes hasta eludir la más mínima responsabilidad; cuando nos ves así, dinos, de verdad ¿No te damos lástima?

Iba a pedirte cosas, ¿pero qué si tú ya sabes lo que necesitamos? Iba a pedirte lo que solemos pedir los mortales: salud, bienestar, trabajo, vivienda…cosas que, bien mirado, deberíamos pedir a quienes nos gobiernan, pero que como ellos no llegan a todos, te solemos pedir a ti Dios, Padre. Omnipotente, Celestial… (seguro que tú no te has puesto todos esos calificativos) que tampoco consideras que sea culpa tuya porque nos diste libre albedrío (cosa que también afirman quienes han hecho de la teología su ideario para cruzar por esta vida) y nos dejaste sobre la tierra diciendo: “creced y multiplicaos” como el que suelta en el campo perdices de criadero para que los cazadores sacien su instinto. Iba a pedirte cosas, ¿Pero qué si tú ya sabes lo que necesitamos?

Así que aquí me tienes: Sin saber qué rumbo tomar, ni a quién dirigirme, ni de qué manera  controlar este desasosiego  que es más bien impotencia o dolor de corazón por saberme tan frágil como una de esas boñigas que al cabo de unos días vuelven a ser tierra. Porque dime:  “si estamos creados a tu imagen y semejanza “ ¿cómo eres Tú que seguramente estás dictando esto que ahora transcribo (te prometo que yo sería incapaz de perder mi tiempo en esto) entre esas eternas cabezadas que te dejan traspuesto…? Así que aquí me tienes.

Mientras parpadea el cursor, en este nuevo latido universal que nos hermana, voy buscando esos resquicios por los que colarme en tu cotidiana divinidad  para  contarte con un lenguaje directo todas estas tribulaciones que, como humano, me afligen. No es el enojo el que me impulsa a utilizar un tono menos medroso que el que se requeriría para una súplica; puede que sea una reacción propia de quien sabe que su parte espiritual le presta una condición de exigencia para con su igual. En  cualquier caso, mi deseo sería que de este intento de comunicación, saliera una razón que nos motivara para intentar  erradicar todos esos males que nos asolan y conseguir que la Tierra sea por fin ese paraíso en el que la vida transcurriera plácida. Mientras parpadea el cursor…


Y no dudes que esto sea una súplica (bueno, lo sabes) . Porque está hecha desde el miedo a no saber abrir la última puerta (esa tras la que se supone que Tú estarás juzgando mis pasos por la vida) y causarte una buena impresión  para que no tengas que arrepentirte ( una vez más) de estas criaturas que no sabemos bien a qué vinimos a  este lugar de paz que era esta tierra  antes de nuestra llegada. Te confieso, humildemente, desde mi condición de mortal y la limitación de mi intelecto,  que lo único que he pretendido dejando mi imaginación a Tu antojo ha sido una súplica.